martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 26 -Regresando a casa

ESME´S POV

¡Por fin el resto de mis hijos regresaría, después de casi dos meses de estar lejos! Los esperaba ansiosa dentro de la casa. ¡Tenía muchas ganas de verlos!

Dejé de caminar inquieta por toda la casa cuando escuché que la puerta de la casa se abría por fin. Mi espera había terminado, ¡mis hijos habían regresado!

-¡Mami! –gritó Emmett cuando entró a la casa. -¡Te extrañé! –me levantó del suelo y comenzó a darme vueltas.

-Ya basta, Emmett –le ordenó Rose de manera impaciente. –Yo también quiero saludarla.

-Pero…

-Ya habrá tiempo para más abrazos –le prometí, en cuanto mis pies tocaron el suelo.

Abracé a Rose con fuerza, y después me dirigí a dónde se encontraba Jasper.

-Me alegro que todo se haya arreglado –le dije mientras me abrazaba.

Luego me dirigí hacia dónde estaba Alice.

-¡Mamá! –exclamó abrazándome.

-Te extrañé, pequeña –afirmé. –Me alegra que hayas regresado.

Me contaron sobre su viaje, de todo lo que habían estado haciendo y sobre la reconciliación de Jasper y Alice. Definitivamente, aquel había sido un viaje muy interesante, y varias cosas habían pasado mientras estaban lejos de casa. Las horas pasaban y pasaban y las historias sobre el viaje continuaban, hasta que…

-Tenemos una gran noticia que darles –intervino Alice después de unas cuantas horas. Tomando la mano de Jasper. -¡Nos vamos a casar!

¡Sabía que esto pasaría algún día!

Realmente me sentía feliz por ellos. Después de todos los problemas que habían pasado, merecían ser felices.

JASPER´S POV

Dejé a Alice por unos días para ir de cacería con Emmett. Sin embargo, ahora que me encontraba aquí en el bosque, a tan sólo unos kilómetros de casa, me sentía ansioso. No me gustaba dejar sola a Alice después de todo lo que ocurrió.

Deseaba saciar mi sed lo más pronto posible para regresar al lado de mi ángel. Sin embargo, estaba durando más que de costumbre en la cacería… pero después de haber bebido la sangre de María, me sentía más hambriento que nunca.

-¿En qué piensas, Jasper? –me preguntó Emmett, sacándome de mis pensamientos. –Acabarás con cada uno de los animales de este bosque, y no me dejarás ninguno.

-Lo lamento. Creo que es un efecto secundario por beber la sangre de María –dije un poco avergonzado. –Pensaba en Alice. No puedo sacármela de la cabeza –le aseguré. –Ahora entiendo lo feliz que eres con Rose.

-¡Te vas a casar, hermano! –exclamó con emoción, haciendo una danza misteriosa. –Ya era hora de que esto sucediera. Alice estuvo esperando este momento por años.

-¿A dónde vas? –interrogué al ver que comenzaba a alejarse.

Tardó unos cuantos segundos en regresar, disfrazado de una criatura extraña.

-E.T llama a casa –respondió, sacando unos utensilios muy raros.

-¿De qué estás disfrazado, Emmett? –pregunté sin poder aguantar la risa.

-De marciano, ¿de qué más? Hoy iremos a Marte –murmuró, como si fuera algo obvio. –Nuestra nave llegará pronto.

-Los marcianos no existen –intenté convencerlo. –No vendrá ninguna nave.

Intenté convencerlo durante horas; sin embargo, él no parecía escucharme, así que me dispuse a continuar con la caza.

ALICE´S POV

No me gustaba estar lejos de Jasper ahora que ya todo estaba bien entre nosotros. Sin embargo, ahí estaba yo, en esa tortuosa tarde, esperando a que él regresara de cacería. Pero apenas habían pasado unas cuantas horas desde que Emmett y él se habían marchado, y aún faltaban dos días más para que regresaran.

Estaba feliz de estar de vuelta en casa, de ver a mi hermano y a mis padres, pero extrañaba a Jasper cada vez que no estaba conmigo.

Me senté sobre nuestra cama, y comencé a recordar los inicios de nuestra vida juntos.

*FLASH BACK*

No sabía en dónde me encontraba. Lo único que recordaba era mi nombre. Sin embargo, no lograba recordar más. No sabía si tenía familia, amigos o algún lugar a dónde pudiera ir…

Por más confundida y desesperada que estuviera, algo me decía que tenía que continuar con mi camino, que tal vez, más allá del camino oscuro que tenía frente a mis ojos, estaba el verdadero camino a la felicidad.

Caminé durante días con dirección al Norte, como mi instinto indicaba, pero estaba hartándome de caminar sin conseguir nada.

Me detuve en una posada que estaba en medio del camino. Si mi instinto estaba engañándome, y nada más me estaba ilusionando con algo que no existía, debía pensar en ello.

Pedí una habitación con el poco dinero que llevaba conmigo y pasé la noche pensando en lo que podía hacer. El dinero pronto se me acabaría y el cuerpo de las personas destilaba un olor tan dulce que me hacia la boca agua.

De vez en cuando, cuando la tentación era mucha, solía llevar humanos a algún callejón oscuro, me bebía su sangre, y dejaba el cuerpo tirado en algún lugar lejano. También, cada vez que le quitaba la vida a algún humano, le quitaba el dinero que llevaba.

(…)

Los días pasaban sin ninguna novedad. Mis esperanzas se iban desvaneciendo y el cielo azul de mis pensamientos, se tornaba cada vez más gris.

El día en el que me disponía a iniciar un nuevo viaje, una imagen mental vino a mí. Se trataba de un joven muy atractivo de cabello rubio, de ojos color dorado. Era el chico más guapo que había visto en toda mi vida. Él caminaba por un bosque extraño y después entró a una posada idéntica a esta para refugiarse de la lluvia. Pero había algo especial en él… lo sabía, él era como yo. Luego, la imagen desapareció como por arte de magia.

Miré hacia la puerta, pero él no estaba ahí. ¿Acaso había soñado despierta? No, no creo poder llegar a imaginar a un chico tan atractivo como aquel.

Esperé horas, días y hasta semanas. Sin embargo, yo seguía esperándolo.

Sabía que él existía, que era real, y que tarde o temprano iba a llegar a este lugar. Lo presentía.

Cada vez que la puerta se abría, levantaba mi mirada para ver si era él.

Tardes llenas de decepción era lo único que conseguía. Tal vez él no existía.

Sin mucho ánimo, continué esperando… hasta que un buen día, por fin la puerta del lugar se abrió, y él apareció.

Salté del taburete de la barra en donde estaba sentada, y caminé hacia él.

El chico parecía contrariado con mi presencia. Esperaba que lo atacara o algo así. Sin embargo, se relajó un poco cuando le sonreí.

-Me has hecho esperar mucho –le dije finalmente.

-Lo siento mucho, señorita –me respondió, agachando un poco su cabeza.

Le tendí la mano y él, sin pensarlo dos veces, la tomó.

Pasamos varios días juntos en la posada. No me quería separar de él ni un solo instante, más que cuando debía ir a "dormir".

Después de varios días de empezar un nuevo viaje juntos, me contó sobre su vida, de una chica llamada María, de cómo ella lo había transformado en lo que era ahora, en todas las guerras en las que había estado, y de por qué había dejado a María.

Escuché su historia en silencio. Una vez que esta terminó, tomó su mano suavemente y le sonreí. La verdad es que lo comprendía a la perfección. Yo también me sentía horrible con todo esto.

No me importaba su pasado, no me importaba que hubiera matado a cientos de humanos. Después de todo, yo también lo había hecho… Tampoco me importaban las guerras en las que había estado ni la cacería de vampiros. Lo único que me importaba era tener un futuro junto a él.

No le pude contar mi historia, ya que no recordaba nada sobre mí. Lo único que pude decirle fue mi nombre…

*FIN DEL FLASH BACK*

Sabía que no me había equivocado. Jasper desde el principio fue la persona para mí.

Desde la primera vez que lo vi en aquella visión, supe que entre nosotros había un lazo muy fuerte, que iba más allá de cualquier obstáculo que se pudiera interponer en nuestro camino.

ALEXANDER´S POV

Caminaba con dirección al sur, con la mente completamente en blanco. Después de lo que había ocurrido con Alice, prefería no hacerlo.

Era un cadáver viviente, uno que por más que no tuviera más razones para seguir caminando por este mundo, lo hacía sólo porque era su deber, su maldición.

Caminé sin mirar lo que hacia, ni a dónde iba. Sin embargo, cuando por fin decidí hacerlo, me sorprendió lo que vi. Frente a mí, estaba el cuerpo de una chica de unos veinti un años. De cabello negro en la parte de arriba, y la otra mitad de abajo color celeste; iba vestida de negro, sus facciones finas y su piel blanca. Parecía estar herida.

Me acerqué a ella para saber en que condición se encontraba. Sin embargo, medicamente, no había manera de salvar su vida. Su cuerpo estaba mutilado, lleno de cortes y moretones y había perdido mucha sangre. Su vida dependía de mí, ahora que sus minutos estaban contados.

Parecía una chica interesante, de esas que tiene una historia misteriosa que contar.

La tomé entre mis brazos con mucho cuidado y la llevé a una casa abandonada que conocía a un minuto de dónde nos encontrábamos. Cuando se lleva tantos años vagando por el mundo como yo… se conoce todo el mundo como la palma de la mano.

Sólo esperaba que ella pudiera resistir hasta que llegáramos.

Tuve que entrar apresuradamente a la casa, cuando escuché que su respiración se debilitaba cada vez más, y los latidos de su corazón eran débiles e inconstantes.

Algo me decía que debía salvarla, no sabía si por curiosidad, interés o por alguna otra razón. De lo único de lo que estaba completamente seguro era que debía salvarla.

Cerré la puerta del lugar y la mordí para sacar de su cuerpo más sangre por si estaba contaminada por alguna clase de veneno que dificultara su transformación.

Me hice una cortada en la mano, y dejé que ella bebiera de mi sangre. La escuché gemir por el dolor que le provocaba la muerte.

Me alejé un poco de ella mientras se retorcía en el suelo. Esperé unos cuantos minutos, hasta que ella por fin abrió sus ojos.

-¿En dónde estoy? –preguntó confundida. -¿Cómo fue que logré sobrevivir?

-Es una casa abandonada –le respondí ayudándole a levantarse. –La verdad no sobreviviste, tuve que convertirte en vampiro para salvarte.

Me miró como si estuviera loco y empezó a reír.

-Sí, claro –rió con aún más fuerza. –Los vampiros no existen, y yo creía que la loca era yo.

-No le veo la gracia –refunfuñé. –Me diste muchos problemas.

La miré severamente, y ella pareció entenderlo.

-¿Los vampiros existen y yo soy una de ellos? –preguntó. -¡Genial! –agregó alegremente.

-No le veo lo genial –gruñí entre dientes, comenzando a caminar hacia la puerta.

-¡Señor vampiro! ¡Espéreme! –chilló fuertemente.

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