martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 24 -Muerte

MARÍA´S POV

Esperé por fuera de aquel estúpido bosque a que Jasper decidiera salir de ahí junto con la mocosa esa. Sin embargo, las horas pasaban y ninguno de los dos salía.

Mi sangre hirvió de sólo pensar en lo que esos dos estaban haciendo en ese lugar. Todo el tiempo en el que ellos se demostraban su amor, se podría haber aprovechado para comenzar mi plan.

Odiaba a esa niña mimada por sobre todas las cosas… Pero ya vería cuando saliera de ahí. Nadie se interponía en mis planes y se quedaba tan tranquila; mucho menos ella. Ya tenía muchas deudas pendientes conmigo…

Esta vez sí la mataría. Ya no se iba a volver a escapar. Sólo así, Jasper volvería a respetarme, aunque fuera por miedo.

Esperé una hora, dos y hasta tres; sin embargo, sabía que tarde o temprano, tanta espera tendría sus frutos.

Por fin salieron. ¡Tres horas y media había tenido que esperarlos, pero ahí estaban! Se les veía desarreglados y aún más despeinados de lo que solían estar.

-¡Sal de ahí, María! –escuché la voz de Jasper llamándome. –Sé que estás ahí.

Salí de mi escondite con una sonrisa divertida.

-¡Qué perceptivo te has vuelto, Jasper! –dije, acercándome a él. Sin embargo, él dio un paso atrás y tomó la mano del estúpido monstruo que tenía a la par.

No pude contenerme más. Intenté abalanzarme sobre Alice, pero Jasper se puso enfrente y recibió el golpe por ella. Parecía como si alguno de ellos supiera que yo estaba ahí, y mis intensiones, antes de salir del lugar.

-¡Corre, Alice! –le ordenó él. –Ve con los demás.

-Pero…

-Confía en mí –murmuró Jasper. –No te volveré a hacer daño, pero es necesario que te vayas.

Nos miró con un poco de desconfianza, pero después obedeció.

Traté de seguirla cuando ella empezó a correr, pero Jasper siempre lograba interponerse en mi camino.

¿Acaso el mundo se estaba poniendo en mi contra? ¿Cómo era que las cosas siempre me salían tan mal?

ALICE´S POV

Ese fue el mejor día de toda mi vida. ¡Nunca había sido tan feliz!

Todos aquellos besos y las caricias desenfrenadas nos llevaron rápidamente a unir nuestras almas en una sola. ¡Ahora sí podía decir que había sido suya completamente, y no me arrepentía de ello! Nunca lo haría; me había entregado al hombre que amaba.

Me vestí con rapidez y acomodé con mi mano mi rebelde cabello, mientras Jasper hacía lo mismo.

De vez en cuando, nos lanzábamos miradas tiernas cuando éstas coincidían. ¡Era tan hermoso volver a estar así con él, en dónde con una sola mirada podía observar su alma transparente que me decía que me amaba!

Salimos de las profundidades del bosque caminando tranquilamente, con nuestras manos entrelazadas. Sin embargo, antes de que lográramos llegar al puente, tuve una visión: María nos estaba esperando afuera, escondida entre los arbustos. Esperaba poder atacarme, lo supe cuando intentó abalanzarse sobre mí. Jasper se interpuso entre María y yo en cuanto vio que me iba a atacarme. Ahí comenzó una nueva batalla.

No le di mucha importancia a aquella visión, hasta que vi a uno de ellos morir. Sin embargo, no logré ver quién, ya que la visión se disipó.

Le conté a Jasper lo que sucedió, sin omitir ni un solo detalle. No pareció muy sorprendido.

Después de unos minutos de estar hablando de nuestras posibilidades, por fin decidimos salir por completo del bosque.

Como lo temía, todo pasó como lo había visto.

Tenía miedo por él, pero debía confiar en sus palabras, así que corrí lo más rápido que pude, escapando de los ataques de María.

Fue toda una tortura tener que dejarlo ahí, cuando sabía que su vida estaba en peligro. Sin embargo, continúe corriendo hacia la posada.

Antes de que pudiera llegar a mi cuarto, Alex me detuvo.

-Alice, necesito que vengas conmigo –murmuró con impaciencia. –Es un tema urgente. Prometo explicarte luego…

JASPER´S POV

María me miraba con rabia, y el aura a su alrededor se sentía demasiado tensa.

Alice tenía razón, esta batalla sería la última; una en dónde las reglas no existían… una lucha en dónde sólo el más fuerte sobreviviría.

Ya no podría matarla de la manera rápida; de nada me serviría fingir que estaba enamorado de ella. María no me creería y Alice se enfadaría conmigo de nuevo. Definitivamente no dejaría que mi pequeña se alejara de mi lado de nuevo.

Me puse en posición defensiva, y esperé a que ella lanzara su primer ataque. Sin embargo, ella tampoco se movió.

-No intentes ser un caballero conmigo, Jasper –dijo, apretando los dientes con fuerza. –Definitivamente no te va.

-No lo hago –gruñí.

Ambos atacamos al mismo tiempo, pero yo no había luchado en mucho tiempo, y ella se notaba que había seguido luchando por varios años más…

María estaba barriendo el piso conmigo. Sus golpes eran muy fuertes y certeros. Sin embargo, yo casi no la había tocado.

Ella comenzaba a mostrarse confiada. Tenía la certeza de que ganaría. Tal vez podría utilizar eso a mi favor para tomarla por sorpresa…

Volvía a caer una y otra vez, mientras pensaba en algo que pudiera ayudarme… Fue entonces que tuve una idea: Me encontraba en el suelo, esperando a que viniera a atacarme de nuevo, pero en lugar de recibir el golpe, la derribé, poniéndola en una posición tan incómoda que apenas se podía mover.

No lo pensé ni un segundo: Acerqué mi boca a su cuello, y comencé a beber su sangre. No sabía qué efectos me causaría esta acción, pero tenía que intentarlo.

Ella daba uno que otro golpe, pero lo único que lograba hacerme eran cosquillas. Ya no sentía nada; tan sólo el gran deseo de acabar con su vida y destruir todo lo que estuviera en mi camino.

Después de saciar la sed de su sangre, atravesé su vientre con una mano y luego rompí su cuello.

Me sentía furioso y deseoso de destruir todo a mi alrededor. Apenas era consiente de lo que estaba haciendo.

EMMETT´S POV

Estaba desesperado. Rose no se había movido ni un milímetro de la pequeña sala de televisión de nuestra habitación de la posada desde que llegamos. Parecía triste y estaba como ausente.

Deseaba hacer algo por ella, algo para que al menos se moviera… que se desahogara un poco, pero, ¿qué?

Me senté a pensar en algo que le gustara. Sin embargo, ella ya tenía muchas joyas y unicornios de felpa.

Unos momentos después, se me ocurrió una idea genial. No le daría algo que le gustara, sino algo que la asustara.

Medité mis opciones por unos segundos y después me dirigí al armario, a la parte en donde se encontraban todos mis disfraces. ¡Esto definitivamente sería muy divertido!

Me puse el disfraz que siempre lograba asustar a todos. Se trataba de un traje de aquel dinosaurio morado llamado Barney, que aparecía en un programa para niños.

Salí de nuestra habitación y me dirigí a la pequeña sala de televisión en la que Rose se encontraba. Activé el modificador de voz que tenía el disfraz para que mi voz sonara igual a la de Barney.

-Te quiero yo, y tú a mí… -comencé a cantar.

Los ojos de Rose se abrieron tanto que parecían querer salirse. Me miró asustada.

-¡Ahhhhhhh! –gritó con fuerza ensordecedora.

Salió corriendo rumbo a la habitación. Tardó unos cuantos minutos, pero regresó con un hacha y empezó a perseguirme por todo el cuarto. (N/A: *Hasta las mejores parejas se pelean y casi todas se persiguen con un hacha* famosa frase de Les Luthiers…).

-Dame un abrazo –le dije, sin apagar el modificador de voz.

-¡Maldito dinosaurio! –exclamó. -¡Yo te daré tu abrazo!

Con el hacha partió unos cuantos muebles, mientras yo intentaba resguardarme detrás de ellos.

Definitivamente, este juego no era tan divertido como yo pensaba. Luchar por mi vida no estaba entre mis planes.

ALEXANDER´S POV

En el camino le conté a Alice lo que pasó en la casa de campo de John.

Pareció sorprenderle el hecho de que él conociera todo nuestro pasado mucho más que yo.

Alice tenía razón al desconfiar de él de esa manera. Él nunca había sido una persona muy confiable y era un experto a la hora de manipular y engañar a la gente.

Lo odié desde un principio por haberme convertido en… esto, y lo odié aún más desde el momento en el que convirtió a Alice para que ella fuera mi regalo. Sin embargo, ahí estaba yo, haciendo exactamente lo que él quería.

(…)

Cuando llegamos a la casa, abrí la puerta sin siquiera tocarla. No dejé que Alice entrara primero; no por falta de caballerosidad, sino por su propia seguridad.

-Ya estamos aquí. Ahora habla, John –lo apresuré. –No tenemos todo el día.

-Alice, querida –le dijo, acercándose a ella. –Llevo muchos años sin verte…

-Hola –lo saludó ella con timidez.

-¿Y bien? –pregunté. –Me prometiste una explicación, y estoy aquí para escucharla…

-Pues escucha bien esto –me advirtió sonriendo con malicia. –Fui yo… ¿qué piensas hacer al respecto?

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