martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 2
ALICE POV

Había gran conmoción en casa desde que mis visiones aparecieron aquella lluviosa tarde. Todos se movían nerviosos por todas partes, y se daban discusiones sobre técnicas de batalla y las estrategias que debíamos utilizar.

- Te digo que no, Jasper –decía Emmett el jueves por la tarde después de clases –Lo mejor es un ataque sorpresa.

- Si esta persona o lo que sea puede controlar las visiones de Alice, no podremos saber en dónde se encuentra –explicó Jasper tranquilamente –lo más seguro es que él nos sorprenda a nosotros.

- Pero tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados –protestó Emmett cruzando sus brazos sobre su pecho –pedirme que sea paciente es como pedirle a un humano que no sea tan… predecible. Es algo imposible, simplemente, la impaciencia es mi don.

- En ese caso, hay que ponernos a entrenar cuanto antes –intervino Edward –no hay que estar perdiendo el tiempo en discusiones sin sentido.

Por lo general, me hubiera encantado entrenar con ellos y todo eso, pero tantos huecos en mis visiones me daban una jaqueca terrible; especialmente cuando me pedían que tratara de ver dónde estaba aquel chico.

Era como si tuviéramos una batalla en mi mente, y él me estuviera venciendo por completo.

(…)

Con tantas cosas que tenía en la cabeza, el fin de semana llegó sin que yo pudiera darme cuenta, y con ello, las visiones desaparecieron de una forma muy extraña.

- Concéntrate, Alice –me pidió Rosalie por enésima vez –dinos, ¿Qué es lo que te está mostrando?

- Nada –respondí animadamente. Por fin, podía sonreír y volver a ser la misma de antes –no me muestra nada desde ayer a medianoche.

- ¿Eso quiere decir que se ha ido? –preguntó Esme, quien estaba sentada en uno de los sillones de la sala -¿No pensaba atacarnos?

- ¡Oh, maldición! –exclamó Emmett decepcionado -¡Yo quería tener algo con que entretenerme por un rato! Pelear con ustedes ya no es tan divertido como al principio.

- No creo que sea eso –intervino Jasper después de pensarlo durante unos minutos –No sabemos aún que es lo que ocurre con las visiones de Alice. El porque él le muestra cosas de vez en cuando y de vez en cuando no. Es muy extraño, y al parecer esta persona está utilizando nuestra confusión a su favor; lo más seguro es que éste esperando que nos despistemos para venir a atacarnos. Nada nos garantiza que se haya marchado.

- ¿Qué piensas? –preguntó Carlise -¿Debemos seguir el plan como antes, o esperar a ver si vuelve a aparecer?

- Entrenar sería mejor, al menos por un mes más –continuó Edward –Jasper tiene razón. Nada nos garantiza que no volverá…

- Vamos, basta de discusiones –lo interrumpió Rosalie haciendo que la sala se quedara en completo silencio –No podrá concentrarse si todos están hablando.

Cerré mis ojos con fuerza pero, por más que tuviera, no lograba ver nada. Era como si estuviera completamente ciega. Sin embargo, después de unos minutos, logré vislumbrar una pequeña habitación pesimamente iluminada, en la cual no podía ver nada.

"¡No!" exclamó en mi mente una voz masculina bastante grave y ruda.

Sentí el suelo de la sala bajo mis rodillas, y un fuerte dolor de cabeza que me estaba haciendo gritar como desquiciada.

- ¡Aléjense! –escuché decir a alguien, pero no pude identificar quién –yo me haré cargo de ella.

Fuese quien fuese la persona que había hablado, me tomó entre sus brazos con sumo cuidado, y me llevó hasta lo que pensé que era mi habitación; aunque era difícil saberlo, ya que no había abierto mis ojos desde que intenté concentrarme en mis visiones.

- ¿Te encuentras mejor? –preguntó Jasper.

- Eso creo… -respondí, abriendo por fin los ojos –al menos ya no me duele tanto la cabeza. Solo estoy un poco asustada.

- ¿Qué sucedió? –interrogó él con preocupación.

- Me habló –le dije desesperada, la situación me ponía nerviosa -¡Todo fue horrible! Su voz era la más fría y cruel que he escuchado en toda mi vida.

- Tranquila –murmuró tomando mi cara entre sus manos –No dejaremos que nada malo te ocurra. No dejaré que se acerque a ti, yo te protegeré.

Aquellas palabras tan sinceras llenaron mi corazón con una nueva esperanza. La esperanza de un mañana, un nuevo amanecer, un nuevo día en el que las cosas serían diferentes.

- En verdad te lo agradezco –lo miré a los ojos y le sonreí mucho más tranquila.

Una pequeña sonrisa también iluminó su rostro; me encantaba ver esa sonrisa, por más pequeña que fuera. Se veía tan bien en él…

Por un segundo pareció dudar de algo, pero no supe de que se trataba, hasta que vi que lentamente su rostro comenzaba a acercarse al mío.

- Disculpen –interrumpió Emmett, asomando su cabeza por la puerta –no me gusta molestar cuando alguien empieza a ponerse cursi pero, la presencia de Jasper se solicita en la sala en estos momentos…

- Claro… -replicó Jasper bastante incómodo –en seguida…

Rápidamente se apartó de mí y comenzó a caminar hacia la puerta, en dónde Emmett lo esperaba con impaciencia.

Maldito Emmett, había arruinado mi momento feliz. ¿Por qué tenía que ser tan inoportuno? Había esperado durante mucho tiempo por esto, y en solo cuestión de segundos, él lo arruinó todo.

(…)

El fin de semana se fue en un abrir y cerrar de ojos. Con tantos entrenamientos y tácticas, no nos dio tiempo de pensar en otras cosas.

Sin embargo, el lunes había llegado por fin, y con ello también nuevas visiones. Al parecer aquella persona quería mostrarme todo lo que había hecho durante el fin de semana, y no de una manera muy agradable.

"Hoy por fin descubrirás quién soy y cuales son mis verdaderas intensiones" escuché de nuevo aquella voz en mi cabeza "Te estaré esperando después de clases, y más te vale que vayas sola al lugar que yo te diga. Ya me comunicaré contigo más tarde"

Aquel horrible dolor de cabeza volvió a hacerse presente, pero esta vez procuré no gritar, ya que eso podría llamar la atención de los demás.

Tenía un mal presentimiento de todo esto. Sin embargo, no podía dejar la rutina para después; así que me dirigí a mis clases como lo hubiera hecho cualquier otro día.

"Te estaré esperando en el árbol torcido del aparcamiento a la hora del descanso" habló de nuevo esa persona, cuando estaba en clase de literatura "No faltes, si no quieres sufrir las consecuencias. Quien sabe… tal vez alguno de tus amigos podría salir lastimado"

Apenas escuché el timbre para el receso, corrí hacia el aparcamiento dónde me habían dicho, pero al parecer el chico misterioso aún no había llegado.

- Me da gusto volver a verte –dijo la voz de ese joven. A decir verdad, su voz se escuchaba mucho más aterradora en persona que en mi mente –te he estado buscando por un largo tiempo.

- ¿Quién eres? –pregunté al verlo aparecer detrás de mí -¿Qué es lo que quieres?

- Alexander Luxctenth –se presentó mirándome con aquellos ojos de color rojo y con una expresión de odio –me mandaron a buscarte. Yo no te busco porque quiera. Alguien me ha mandado para llevarte de vuelta a casa.

- ¿De vuelta a casa? –interrogué confundida.

- ¡Alice! –gritó Jasper a lo lejos.

- ¡Genial! –dijo aquella persona entre dientes –sabía que no era buena idea venir aquí.

- ¿Estás bien? –preguntó Jasper de nuevo -¿Por qué no me dijiste nada? Sabes que no te hubiera dejado venir sola. Sabes que…

- ¡Vete! –lo interrumpió Alexander –si quieres a tu noviecita viva, más te vale que nos dejes solos.

No me di cuenta de cuando se había acercado tanto a mi, pero ahora tenía sus dientes cerca de mi cuello, y sabía que él no dudaría en atacarme si alguien hacia un movimiento en falso.

- Por favor, haz lo que él pide –le indiqué a Jasper –estaré bien.

A pesar de todo, Jasper continuó ahí, sin moverse ni un centímetro de su lugar.

El chico me tomó entre sus brazos con rapidez y comenzó a correr hacia las afueras de las instalaciones del instituto. Era más rápido que cualquier persona que hubiese visto antes, incluso más rápido que cualquiera de nosotros.

Jasper se quedó atrás en poco tiempo, y no tardamos en perderlo por completo en cuestión de segundos.

- Ahora si –dijo aquel chico –aquí no hay nadie que pueda interrumpir mi labor. Antes que todo, hay varias cosas del pasado que debo recordarte; después de todo, todo esto tiene que ver con tu pasado, con quién fuiste y con quién eres ahora.

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