martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 16 -Planes

MARÍA´S POV

¡No podía creer que Jasper me hubiera humillado de esa manera, dejándome aquí para salir corriendo tras esa niña!… ¡Pero ya le demostraré que conmigo no se juega!

Caminé por el bosque, arrancando cada árbol por el que pasaba para intentar calmar un poco de la furia que me había invadido, pero aún así no lograba hacerlo… las lágrimas y la rabia me estaban dominando.

Jasper era MÍO, de nadie más, y no me importaba tener que matar para demostrarlo.

Si un beso no logró convencer a Jasper de que debía estar a mi lado, sólo tenía que hacer las cosas mejor. Tenía que buscar otra manera para convencerlo, y lo más pronto posible, ahora que la bebé y él estaban peleados.

No estaba dispuesta a dejar pasar más tiempo. Si lo hacía de esa manera era probable que él la buscara, hablaran, y finalmente volvieran a estar juntos.

¡No puedo permitir eso! ¡No puedo dejar que Jasper se vaya de nuevo! ¡Lo necesito! ¡Él tiene que regresar a mi lado!

Un ser perfecto como yo, que lo tenía todo, que podía hacerlo todo, no era capaz de robarle el corazón a un niño tonto; ¡parecía ser tan irónico! ¿Cómo podía competir conmigo ese pequeño… duende de jardín?

Esto definitivamente era una pesadilla; tenía que serlo, mi vida era literalmente una pesadilla desde el día en que él se fue.

¡Ya verás, Jasper Whitlock! ¡Encontraré a la tal Alice, la traeré de vuelta y la mataré frente a tus ojos si te niegas a regresar a mi lado!

No amaba a Jasper; sin embargo, era lo mejor que me quedaba, y no estaba dispuesta a dejarlo libre.

Me sigue perteneciendo porque fui yo quien lo convirtió, y así será para toda la eternidad.

ALEXANDER´S POV

Alice me miró con curiosidad, y unos minutos después sonrió.

-¡Vaya! –exclamó con emoción. –Ya pensaste en todo. Pero dime, ¿qué haremos a partir de ahora?

-Bueno, había pensado en formar un enorme ejército para ir a conquistar algunos pueblos… ¿Qué te parece? –bromeé. No pude evitarlo, era divertido verla molesta. –Tú podrías ir adelante.

-¡No pienso hacer eso! –dijo cruzando sus brazos sobre el pecho. -¡Es horrible! Dime que es mentira.

-Nunca te haría algo parecido –me reí durante un momento. –No quiero que vuelvas a pelear si no lo deseas. Quiero que seas feliz, Alice –me acerqué tanto, que nuestros labios casi se rozaron. Acaricié su cabello, y luego dejé que mi mano descansara sobre su mejilla. –Yo quiero hacerte feliz.

-Es muy pronto, Alexander –murmuró apartándose de mí. –Necesito darme un tiempo, y tú no me lo estás poniendo fácil. Dime, ¿cuál es tu plan?

-En verdad lo siento –respondí, sonriendo divertido. –Tú en verdad sabes que me gustas. Te amo –no insistí en acercarme de nuevo. Ella me había pedido tiempo, y estaba dispuesto a darle lo que me pidiera. –Bueno, tal vez no sea el mejor plan. Olvídalo…

Permanecimos en silencio durante varios minutos. La miré, no sabía que más decirle. Después de todo nada me estaba saliendo bien.

-¡Vamos, Alex! –exclamó con impaciencia. -¡Tienes que decirme! No puede ser tan malo.

-Tenía pensado que podríamos recorrer el mundo juntos –murmuré con timidez. –Es una tontería, disculpa.

-¡Me agrada la idea! –respondió con entusiasmo. –Tengo muchos lugares que me gustaría conocer. Sin embargo, hay algo que me gustaría aclarar…

-Lo sé, lo sé –la interrumpí. –Prometo comportarme. No volveré a intentarlo –dije en un susurro. –Te daré el tiempo que necesites; no voy a presionarte.

Me miró con suspicacia. Estaba sospechando de mí, lo sabía. No me gustaba que desconfiara de mí; sin embargo, me encantaba la forma en que sus ojos brillaban cuando lo hacia.

Quería que las cosas entre nosotros fueran más rápidas, pero debía ser inteligente. No debía apresurarme si no quería arruinarlo todo. Sólo debía tener un poco más de paciencia, solamente serían un par de meses…

Yo había esperado casi cien años para estar con ella de nuevo, ¿y de qué me había servido si ella aún pensaba en él? Sin embargo, estaba seguro de que algún día tanta espera valdría la pena.

ALICE´S POV

Me llamaba la atención la idea de conocer el mundo; siempre había querido hacerlo, pero mi familia era lo más importante para mí. No me hubiera gustado ver a Esme angustiada, pidiéndome que me quedara.

Era hora de que comenzara a pensar un poco en mí y en lo que realmente deseaba hacer.

Estaba dolida, me sentía traicionada y realmente necesitaba despejar mi mente.

Amo a Jasper, aún lo hago, aunque sé que debería odiarlo.

Todavía me costaba creer que todo hubiera terminado así, en una guerra de corazones atravesados por espinas y espadas; en una lucha por ver quién hacia sufrir más al otro.

Alexander era lindo, y estaba intentando ayudarme. Sin embargo, esperaba demasiado de mí; tuve la certeza de ello en cuanto sus labios estuvieron a punto de rozar los míos hace sólo unos instantes. No podía esperar que lo amara de la noche a la mañana. Era imposible.

Claro que tenía que tener cuidado con Alexander, había algo en él que no me agradaba del todo. Sus palabras y sus acciones eran muy contradictorias; sin embargo, el mayor problema era que él es todo un misterio para mí.

Sabía que él todavía tenía varios secretos acerca de su pasado que tendría que averiguar…

No le creí ni una sola palabra cuando prometió comportarse y no presionarme; había algo en su manera de hablar que me hacia pensar todo lo contrario.

-Ya sé cuáles son los lugares que me gustaría visitar primero –comenté, extendiendo un mapa sobre una mesa. –Quiero ir al norte de Alaska, oeste de Canadá y quiero conocer a los pingüinos en la Antártida.

-Lo que tú quieras estará bien –respondió simplemente.

-Bien… -empecé a decir. –Entonces será mejor que nos pongamos en marcha. Ya estoy ansiosa por llegar.

Sonrió con poca emoción, y se levantó del sofá en el que estaba semi acostado.

Nuestro nuevo viaje estaba a punto de comenzar, y esta vez estaba dispuesta a olvidar a Jasper, y de paso, descubriría más sobre mi nuevo y misterioso compañero de viaje.

EMMETT´S POV

Estaba frente a la puerta del cuarto del traidor; la abrí violentamente, entré apresuradamente y cerré la puerta tras de mí.

-¡Dime en qué demonios estabas pensando, Jasper! –exclamé imitando la voz de mi hermanita. -¿Por qué hiciste eso? ¡Alice no se lo merecía! ¡Maldita sea!

El silencio fue lo único que escuché como respuesta. Él no me contestaría, estaba seguro de eso.

-¡Responde! –le grité, acercándome a donde él estaba. Su actitud hacía que me dieran aún más ganas de pegarle. -¡Quiero que me contestes ahora mismo!

No replicó nada. Simplemente estaba sentado encima de la cama, con la mirada dirigida a la nada y una expresión de extrema agonía.

No lo pude resistir más. Tomé al maldito traidor del cuello, y lo miré con desprecio.

-¡No sólo hiciste que Alice se fuera, si no que también hiciste llorar a Rose! –dije, apretando los dientes con rabia -¡Si no quieres más problemas, más te vale que me des una explicación creíble!

Dejé que la furia actuara, y le di un fuerte golpe en la cara, esperando haberle roto aunque fuera un diente.

-¡No te perdonaré lo que has hecho, Jasper Whitlock! –abrí la puerta de nuevo para salir, pero antes de hacerlo, me volví para mirarlo. –Tú ya no eres mi hermano, no eres mi amigo. A partir de ahora, sólo serás un chico que vive en la misma casa que yo.

Dicho esto último, cerré la puerta tras de mí.

Ya había terminado lo que debía hacer. Me fui a mi habitación, me cambié lo más lentamente que pude, mientras pensaba en lo que había sucedido momentos atrás, y después bajé las escaleras.

Esme estaba siendo consolada por Carlisle y Rosalie cuando regresé a la sala arrastrando los pies. Otra razón más para odiar a ese estúpido traidor.

-Ya me encargué de todo, madre –le dije poniendo mis manos suavemente en sus hombros. –Le di un golpe en tu nombre y el de mi hermana –sollozó con fuerza. –Alice estará bien. Ya verás que pronto escribirá para contarnos como está. Te prometo que estará bien, madre.

Ella me abrazó con fuerza, y lloró en mis brazos.

Esto contestaba mi pregunta, y me llevaba a una conclusión: Jasper no había pensado en nada ni en nadie mientras estaba ahí afuera con María.

JASPER´S POV

No podía creer cómo habían terminado las cosas. Alice se había marchado, y lo más seguro era que pronto ella le daría el sí definitivo a Alexander, se casarían y vivirían felices para toda la eternidad.

Aquellas ideas hacían que se me hirviera la sangre. Sabía que yo tenía la culpa de todo: Había cometido un error muy grave, y sin embargo, los celos me quemaban las entrañas aún más que antes.

Alice podía tener el cuerpo de una adolecente, una preciosa y delicada adolecente, pero su corazón ya era el de toda una mujer.

Siempre había visto a Alice como la persona con la que quería compartir mi vida eternamente. Sin embargo, nunca me había detenido a pensar qué era lo que realmente su corazón adulto esperaba de mí…

Nunca había pensado que tendría que separarme de ella por alguna razón… sin embargo, aquí estaba yo, sólo en mi habitación, y ella, ahí quién sabe en dónde con el imbécil de Alexander.

No sabía qué haría sin mi pequeña. Sólo su presencia me hacía sentir feliz, y ahora que ella ya no estaba, me sentía el hombre más infeliz sobre la faz de este planeta.

La presencia de Emmett en mi habitación me hizo sentir peor. Él estaba furioso por mis acciones, y definitivamente tenía razones para estarlo…

Al parecer, haberme golpeado lo ayudó a calmar un poco la frustración que había estado guardando desde el momento en que vio a Alice salir de la casa.

No pude responder a ninguna de sus preguntas, lo que hice no tenía justificación. Por eso, en el momento en que sentí el puño de Emmett impactar contra mi cara pude sentirme mejor; realmente lo necesitaba.

"Tú ya no eres mi hermano, ya no eres mi amigo" sus palabras resonaban en mi cabeza como un espantoso eco.

Dejé que Emmett se marchara. No tenía caso detenerlo ni decirle nada. Ahora él me odiaba también.

Había tomado una decisión importante: la buscaría. Buscaría a mi amada Alice por todo el mundo si fuera necesario.

No podía dejar que ella se enamorara de otro; ella debí volver conmigo.

0 comentarios:

Publicar un comentario