martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 7

Memoria 2- La familia Cullen

ALICE POV

Por primera vez en mucho tiempo podía estar con él a solas.

¡Por fin podíamos hablar sin que nadie nos molestara!

Después de todo, no habíamos podido hacerlo desde que el tal Alexander apareció, y este definitivamente era el mejor momento para ello.

¿Por qué tuvo que aparecer Alexander? Ni siquiera sabía quién era él, y siendo consciente de eso, se presentaba aquí como si nada, diciendo que yo le pertenecía.

Lo que más deseaba era que se fuera por donde vino, que de una vez por todas me dejara en paz y me dejara ser feliz.

Si él sabe que amo a Jasper, ¿por qué interviene? Si en verdad me quisiera, no se interpondría en mi felicidad. ¿Por qué demonios no se iba y ya?

Dejé descansar mi cabeza sobre el hombro de Jasper, y por mi mente comenzaron a rondar nuevas memorias.

Tuve que reír ante aquel recuerdo: éste había sido uno de los más divertidos que vivimos juntos y, lo más importante, el que nos trajo adonde estamos ahora.

-¿Recuerdas cómo fue que llegamos aquí? –le pregunté cuando pude dejar de reír.

-¿Cómo olvidarlo? –respondió soltando una pequeña risa. -¡Se asustaron tanto cuando nos vieron llegar!

*FLASH BACK*

Nos encontrábamos viajando por Europa; no nos habíamos separado desde que nos conocimos, tan solo lo hacíamos cuando era estrictamente necesario.

Apenas llevábamos un par de meses juntos, pero aún y así, algo importante había nacido en mí, podía sentirlo. Era como si de alguna manera supiera que él y yo estábamos destinados a estar juntos, que de alguna forma mi corazón le pertenecía solamente a él, y mis ojos no podían ver a nadie más que no fuera él.

Caminábamos en completo silencio; tan sólo se escuchaba el sonido de unas cuantas ramas crujir bajo nuestros pies cuando caminábamos en el bosque y uno que otro grillo. Sin embargo, a su lado no tenía como aburrirme. Siempre había algo nuevo en él; un nuevo misterio que descubrir.

Finalmente llegamos a una posada, después de una semana de estar caminando por los profundos y siniestros bosques.

Nos encontrábamos "comiendo" en el comedor del lugar, cuando nuevas imágenes llegaron a mi cabeza.

Eran cinco vampiros, los cuales vivían en una casa enorme en las afueras de una ciudad lejana, y se alimentaban de sangre de animales. Realmente su autocontrol por no tomar sangre humana me sorprendía, ya que los más jóvenes convivían con ellos fingiendo ser estudiantes de secundaria, y el líder de la familia trabajaba en un hospital como doctor.

Carlise era la cabeza de la familia. Era rubio, de ojos dorados y bastante alto. Había adoptado a los más jóvenes de su familia.

Esme era como una madre para los que parecían más jóvenes. Era una mujer de cabello castaño oscuro, de ojos dorados y bastante delgada.

Rosalie era delgada, de cabello rubio y de ojos dorados. Era la única mujer que Carlise había adoptado.

Edward era otro de los hijos adoptivos de Carlise y Esme. Tenía cabello castaño claro, ojos dorados, de unos 17 años aproximadamente. Era alto y delgado, pero su masa muscular no lograba superar a la de Jasper.

Emmett era otro de los hijos adoptivos de la joven pareja. Tenía cabello negro, ojos dorados, era muy alto, no era ni delgado ni tampoco gordo, pero tenía una complexión muscular mayor a la de Edward y Jasper. Apenas lo vi me recordó a un oso.

Apenas podía creer que existiera algo parecido en este mundo. Yo llevaba unos cuantos años en la práctica de ser "vegetariana", y aún me costaba mucho poder controlarme por completo, ¿cómo era que ellos podían pasar completamente desapercibidos por los humanos?

Deseaba poder ser como ellos; no tomar una sola gota de sangre humana más en mi vida, pero tampoco podía abandonar a Jasper por eso… Quería estar a su lado.

Después de haberlo conocido ya no podía alejarme de él. Me gustaba mucho estar en su compañía; estaba completamente segura de que él era el hombre para mí, la persona que tanto había estado esperando.

¿Cómo podía contarle lo que acababa de ver? Si le contaba sobre mis visiones, de seguro pensaría que estoy completamente loca, o que me estaba burlando de él.

-¿Qué sucede? –me preguntó, sacándome de mis pensamientos.

-No sé cómo explicarte esto sin que pienses que estoy loca…

-Inténtalo –me dijo esbozando aquella sonrisa que tanto me gustaba ver en él. –Prometo que no me voy a reír.

Respiré hondo; sabía que él no se iba a burlar de mí, pero aún así, esta clase de temas son muy delicados.

-Bueno, ¿tú sabes que algunos vampiros desarrollan habilidades especiales cuando son convertidos? –murmuré débilmente para que sólo él pudiera escucharme –mi habilidad especial es la de ver el futuro.

-¿Y qué fue lo que viste? –interrogó sin parecer siquiera un poco confundido.

-Es un lugar al que me gustaría que me gustaría ir –comencé a explicar. –Tenemos que desviarnos un poco de nuestro camino, pero creo que valdrá la pena.

Él no comentó nada más, pero pude ver que en sus ojos brillaba la curiosidad.

-Se trata de una familia que me gustaría conocer –proseguí al ver que él no haría ninguna clase de comentario. –Se trata de una familia de vampiros muy interesante. No toman sangre humana y viven en paz. No han tenido que pelear por su territorio desde hace siglos.

Me miró bastante sorprendido. Al parecer tampoco se esperaba algo así… ¡eso sólo podía ser real en un sueño! Sin embargo, la familia existía; estaba más allá del océano, pero era real.

-Si tú quieres ir… yo iré también –afirmó él. –Creo que es algo que vale la pena ver con nuestros propios ojos.

-Pero… ¿no será un poco difícil para ti? –interrogué cuidadosamente. –…Por lo de la sangre… y esas cosas. En verdad no tienes que sacrificarte por mí; en verdad no importa, mejor olvídalo.

-No –se negó Jasper negando con su cabeza. –Si tú quieres ir, entonces iremos juntos. No te preocupes por mí, podré soportarlo… No te lo aseguro, pero lo intentaré.

-¡¿Lo dices en serio?! –exclamé llamando la atención de todos los presentes -¡Gracias!

Se rió un poco. Siempre parecía divertirse con mis reacciones, especialmente cuando me ponía feliz.

Miré el reloj que colgaba en la pared del lugar. Decía que era casi media noche, hora de que una chica de mi edad ya estuviera dormida.

Siempre pasaba lo mismo: se me pasaba muy rápido el tiempo cuando estaba a su lado, y cuando llegaba el momento de la separación, las horas eran una pesadilla constante sin él.

Me pasaba las horas en la cama del cuarto que me asignaban, pensando en cómo podría ser nuestro futuro juntos, y cómo sería nuestra vida con la familia de Carlise Cullen.

Me levanté de la silla en la que estaba sentada y me dirigí hacia donde estaba él; de seguro no volver a tomar sangre humana sería todo un castigo para él. Sin embargo, estaba dispuesto a hacerlo, ¿por mí?

Lo abracé con mucha fuerza y con mucha suavidad besé su mejilla. En un principio pensé que se negaría, o que me dejaría sola en mi viaje, pero no fue así: ¡Jasper iría conmigo a ese lugar!

(…)

-¿Estás segura que este es el camino correcto, Alice? –preguntó de nuevo, después que cruzamos nadando el océano.

-Sí, eso fue lo que vi –respondí muy segura. –Estamos cerca de un bosque. Su casa está detrás de él.

Aquel bosque que teníamos que cruzar se encontraba al norte de Canadá, en la parte más fría del país, donde el sol hacia su aparición en muy pocas ocasiones. (N/a: como dicen los libros: la familia Cullen llegó a Forks recientemente, obviamente antes tuvieron que vivir en otro lugar. No sé si esa zona realmente existe, pero tenía que poner un lugar… o algo XD).

En sólo cuestión de minutos, nos internamos en el bosque. Jasper insistió en ir delante de mí, por cualquier eventualidad.

-Escucho pasos… Están un poco lejos aún. Démonos prisa –comentó Jasper, comenzando a caminar con dirección al Este.

Caminamos por el espeso bosque durante casi media hora, siempre en la misma dirección, y aquellas pisadas se escuchaban cada vez más cerca.

Me acerqué a un árbol, y me escondí detrás de él. Ahí, a solo unos pocos pasos de mí, se encontraba un chico, quien se alimentaba de un enorme oso.

Jasper tomó la iniciativa y salió a la luz, para quedar a la vista de aquella persona, y yo lo seguí de cerca. Pude reconocerlo solo cuando lo vi de cerca, se trataba de aquel chico llamado Edward.

Edward se asustó tanto que dejó caer a su presa al suelo. Su mirada no era amenazadora, más bien de sorpresa. Al parecer, no solían recibir muchas visitas, y menos a la hora de comer.

Le sonreí cuando sus ojos se posaron en mí para examinarme, pero él no me devolvió la sonrisa. Tan sólo se quedó mirándonos sin salir de su asombro.

-¡Hola! –exclamé lanzándome a sus brazos, lo cual pareció confundirlo aún más, ya que creyó que lo íbamos a atacar.

Jasper apareció a mi lado y le lanzó a Edward una mirada amenazadora.

-Tranquilo, Jasper –le dije. –No nos atacará, simplemente está confundido. Además, él será como un hermano para mí, así que si le haces daño no te lo perdonaré.

-Disculpen… -trató de decir Edward una vez que logró salir de su sorpresa. -¿Quiénes son ustedes?

-Soy Alice, y él es Jasper –respondí de inmediato, soltándolo del abrazo. –Oye, si no te molesta, ¿podrías llevarnos con Carlise? Me gustaría cruzar unas palabras con él, de ser posible.

De pronto, apareció otro chico. Esta vez se trataba de Emmett, el cual se sorprendió tanto como Edward cuando lo abracé y lo saludé por su nombre.

Nos llevaron a su casa, en donde se encontraban Esme, Rosalie y Carlise.

-¡Hola! Mi nombre es Alice, y él es Jasper –nos presenté de nuevo. –Es un placer conocerlos, Esme, Rosalie, Carlise. ¿Me podrían indicar en que habitación me podría instalar?

Todo el equipaje que llevaba conmigo, junto con de Jasper, estaba en el garaje de la casa en cuanto nos dimos cuenta.

Esme nos guió escaleras arriba, en donde supuse que estaban las habitaciones de todos los miembros de la familia. Nos detuvimos frente a la puerta del medio del lado izquierdo.

-Esta es la habitación indicada para ti –afirmó Esme dirigiéndose a mí con una gran sonrisa, después de abrirme la puerta para que pudiera verla.

Mi habitación era la más grande que había tenido jamás. La vista que tenía desde la ventana era genial, y lo más probable era que se pudieran ver las luces de la ciudad desde ahí. Además, las estrellas de seguro se verían estupendamente bien por la ventana.

Dejé que ella se llevara a Jasper, y me dirigí al baño para tomar una ducha y cambiarme de ropa, ya que la que llevaba puesta estaba llena de hojas de árboles y lodo.

Cuando salí del baño, bajé las escaleras que daban a la sala, en donde la familia Cullen esperaba junto con Jasper, quien al parecer también había tomado un baño, pues llevaba una ropa diferente.

(…)

Jasper y yo contamos nuestra historia: todos los viajes que habíamos hecho juntos; cómo nos habíamos conocido; y él les contó sobre su relación con María y todas las guerras en las que había estado por su causa.

Al escuchar el nombre de aquella mujer, un escalofrío recorrió mi espalda y me hizo encogerme un poco. Me dolía escucharlo hablar de ella; me incomodaba saber que había existido alguien en su vida antes que yo… y que esa persona aún estaba con vida.

Les hablé sobre mis visiones sobre su familia, y les conté todo lo que sabía con respecto a ellos. Por último, les expliqué las razones por las cuales nos encontrábamos ahí.

Ya ninguno de nosotros dos quería volver a asesinar personas inocentes; ya no queríamos ser aquellos monstruos sin corazón que fuimos alguna vez. Queríamos formar parte de una familia; sentir que éramos parte del mundo también; y, lo más importante, deseábamos un futuro juntos; añorábamos un mundo pacífico en el que pudiéramos vivir felices; ver un nuevo amanecer después de tanta oscuridad.

Los cinco vampiros que estaban frente a nosotros nos escuchaban en completo silencio y nos miraban con interés desde sus asientos.

Una vez que terminamos de contar todo lo que teníamos que decir, el lugar quedó en un silencio sepulcral.

-Puedo ver que lo que dicen es cierto –afirmó Edward, cuando la mirada de su familia se concentró en él.

Rosalie, que nos miraba con desaprobación, se relajó un poco al escucharlo decir eso, y una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

Se miraron unos a otros, y por fin, después de unos segundos, Carlise se levantó de donde estaba sentado.

-Pueden quedarse todo el tiempo que quieran –afirmó el líder de la familia. –Siempre y cuando puedan cumplir las reglas que tenemos en la casa. Creo que ya están al tanto de cuáles son.

Ambos asentimos con la cabeza y los miembros de la familia comenzaron a darnos la bienvenida a nuestra nueva casa entre abrazos y risas.

-¡Es bueno saber que también tienes una habilidad especial! –mencionó Edward cuando llegó a darme la bienvenida. –Ya me sentía como un bicho raro siendo el único…

-¡Seremos un buen equipo! –exclamó Emmett, quién se materializó detrás de mío. –¡Espero que sepas hacer bromas tan geniales como las mías! ¡Serás el monstrito más payaso y aterrador del mundo!

Definitivamente había sido la mejor decisión que había tomado; a partir de ahora, Jasper y yo podríamos escribir una página nueva en la historia de nuestras vidas.

*FIN DEL FLASH BACK*

-¿Por qué decidiste acompañarme y unirte a la familia Cullen? -le pregunté. –Sé lo difícil que es para ti todo esto, pero aún y así decidiste acompañarme y sacrificarte.

-Porque sabía que era lo que tú deseabas –contestó. –No quería alejarme de ti; mucho menos después de haberte conocido. Es difícil, es cierto, pero he podido controlarme hasta ahora, y lo he hecho gracias a ti.

-¿Qué hay con lo que tú querías? –empezaba a sentirme culpable, él había hecho todo eso por mí y, sin embargo, yo había tenido todo lo que había querido.

-Ya tengo todo lo que quería –dijo alzando un poco sus hombros. –Por fin conseguí la paz que buscaba: un hogar con una familia y te tengo a ti. He podido controlar la sed de sangre porque tú estás conmigo, porque quiero que seas feliz y que te sientas orgullosa de mí.

Aquella nueva página en el libro de la vida había transformado todo lo que creíamos imposible en posible. Nos había regalado un futuro lleno de color y esperanza.

¡Por fin podía decir que era realmente feliz! Él estaba a mi lado y quería estar conmigo.

No tengo ninguna duda… lo amo, y quiero pasar la eternidad con él.

Por más que lo que ese Alexander diga la verdad, jamás podría amarlo de la misma manera que lo hago con Jasper.

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