martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 20

ALICE´S POV

¡No podía creer que María se hubiera escapado! ¡Estaba tan cerca de derrotarla! ¡Maldición!

¡Los odio! ¿Por qué habían tenido que intervenir en mis asuntos?

-Alice… -Jasper intentó hablar. Sin embargo, yo no quería escucharlo.

Corrí lejos de él, de todos; estaba cansada de la situación. No quería pensar, necesitaba olvidarme de todo lo que estaba sucediendo.

Ya no podía más. Tantos problemas me abrumaban, y entre ellos, sólo había una cosa que podía animarme: la voz de mis padres.

Tomé mi celular, marqué el número de teléfono de mi casa, y esperé. Esme contestó unos instantes después.

-¡Mamá! –exclamé con emoción cuando escuché su voz.

-¡Alice! –pude escuchar la satisfacción en su voz –Esperábamos noticias tuyas desde antes ¡Nunca vuelvas a desaparecer de esa manera! Nos preocupaste mucho, jovencita.

-Lo lamento –murmuré con una gran sonrisa ¡Estaba tan feliz de escucharla! –No ocurrirá de nuevo.

-¿Rosalie, Emmett y Jasper están contigo? –preguntó con preocupación. –Ellos tampoco han llamado, ¿están contigo?

-Están aquí –respondí, después de un profundo suspiro. –Pero, no están conmigo. O al menos no de mi lado ¿Qué está haciendo Jasper aquí?

-Antes de que digas o hagas algo de lo que te puedas arrepentir… -comenzó a decir. –Habla con él. Por favor, Alice. Jasper la ha pasado muy mal; yo sé que lo amas. Deja de pensar con la cabeza, hazlo con el corazón.

-Lo intentaré, lo prometo –contesté con tristeza. –Es tan difícil, él me lastimó tanto…

-Lo sé, pequeño, lo sé –replicó tranquilamente. –Sin embargo, creo que ustedes dos deberían hablar.

-Ya debo colgar –dije de repente. –Te llamaré pronto.

Colgué la llamada y me dirigí al parque que estaba cruzando la calle. Me senté en una banca de piedra a pensar sobre la conversación que había tenido con mi madre.

Todo eso comenzaba a darme curiosidad, ¿qué clase de excusa me daría si le daba la oportunidad de hablar?

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando una persona vestida de león apareció y me tendió uno de los globos que llevaba en la mano. Luego se sentó a mi lado.

Realmente, Emmett era increíble, ¿cómo era capaz de encontrarme en cualquier lugar en dónde estuviera?

ALEXANDER´S POV

¿Me había vuelto a equivocar? ¡Demonios! ¿Qué era lo que ella deseaba de mí? ¿Por qué las mujeres eran tan difíciles de entender?

Podía saber muchas cosas sobre la vida, pero en el tema de las chicas, era un principiante.

Hacía mucho tiempo no salía con nadie, y realmente mi falta de experiencia y la poca comunicación que había tenido con el mundo, estaban dándome serios problemas.

Sabía que a Alice no le agradaría que yo peleara con su familia; así que decidí salir de aquella casa para evitar las inmensas ganas que tenía de golpearlos a todos.

Caminé por las congeladas calles de la ciudad; mi cabeza estaba llena de pensamientos confusos, a los cuales no lograba desenredar por más que lo intentara una y otra vez.

Amaba a Alice, eso era seguro; sin embargo, ¿cómo podía conquistarla? Ella ni siquiera sabe que existo, o al menos, parece olvidarlo cuando Jasper está cerca.

Sonreí para mí mismo con amargura, ¿cómo podía deshacerme de todo esto que estaba sintiendo? ¿Cómo podía sacarme a Alice de la cabeza?

JASPER´S POV

Alice se había marchado, y Emmett, María y Alexander también. Me encontraba solo en esa casa.

¿Cómo podía hacer entender a Alice que yo sí la amaba, que aún lo hacía? La extrañaba; la necesitaba a mi lado; quería que fuera feliz, y no me rendiría hasta conseguirlo.

Antes de aclararle todo a ella, debía saber ciertas cosas que eran imperceptibles para mis ojos, pero tal vez no a los de Rose. Sin embargo, ella no estaba ahí, y no sabía en donde encontrarla.

Salí de la casa con prisa; estaba desesperado por saber las respuestas a las preguntas que atormentaban mi mente.

Rose no debía estar muy lejos de ahí… tan sólo debía encontrarla. Sin embargo, parecía como si la tierra se la hubiera tragado; ella no aparecía por ninguna parte. O tal vez yo estaba tan desesperado por encontrarla, que no la buscaba bien…

¿Por qué el universo siempre se ponía en mi contra? ¿Por qué siempre que necesitaba a Rose, ella siempre desaparecía misteriosamente? ¿Por qué demonios nada me estaba saliendo bien?

MARÍA´S POV

¡No podía creer que ese grupo de tontos hubiera intervenido! ¡Malditos perdedores! ¿Acaso no tenían nada mejor que hacer que estar estorbando?

Pronto regresaría por ella, no dejaría las cosas así. Mi venganza tenía que ser extrema; algo que nunca antes se haya visto.

Jasper y Alexander me las pagarían. Nadie me había rechazado antes, y definitivamente, no iba a dejar que sucediera ahora.

Recorrí las calles cercanas a aquella extraña casa, pensando en mi próximo plan para destruir a ese pequeño demonio llamado Alice.

¡Alexander! ¡Él debía ser la clave del éxito! Una clave bastante seria y difícil de dominar, pero, sería quien me llevaría al éxito después de todo.

Debía conquistar a Alex fuera como fuera. Sólo él podía llevarme a la meta.

Tan sólo debía jugar bien mis cartas. Ya había jugado las cartas de Jasper lo mejor que podía, pero, si lograba jugar las de Alex de la misma forma, y deshacerme de los otros dos… entonces… ¿qué haría el duende de jardín al verse sola, desprotegida y sin nadie en quién confiar?

EMMETT´S POV

Tal vez me había equivocado; tal vez lo mejor hubiera sido que la dejara luchar desde un principio, pero, como todo hermano mayor, me preocupaba por ella más de lo que debía. ¡Soy un tonto sobreprotector!

Salí de la casa, no sin antes cambiar mi disfraz por uno del arsenal que tenía guardado en el armario de una de las habitaciones: mi disfraz de león.

Busqué a mi hermanita en los alrededores; sin embargo, ella parecía estar muy lejos. No podía encontrarla con la vista; así que comencé a olfatear el aire. Tal vez así podía encontrarla.

Minutos después, por fin la había ubicado; se encontraba sentada en una banca en un parque. Estaba bastante pensativa y triste.

Miré a un chico que le estaba regalando globos a los niños, vestido de payaso. Le robé unos cuantos, y me dirigí hacia donde Alice estaba sentada.

Me acerqué a ella y le tendí uno de los globos y me senté a su lado.

-Grr (traducción: Hola) –gruñí -¿Grr garrr grr? (traducción: ¿Cómo te sientes?)

-No lo sé, Emmett –susurró Alice débilmente. -¿Cómo debería sentirme?

-¡Grrr! (traducción: ¡Animada!) –gruñí de nuevo. –Grrr garrrr grrrrrr (traducción: Te di un lindo globo).

Ella soltó una pequeña risita.

-¿Tú también crees que debería hablar con él? –me preguntó –Hablé con mamá. Ella insiste en que lo haga, pero tengo miedo de escuchar algo que no quiero.

-Grrrr garrrr garrrr grrrrrrr (traducción: Claro que sí, pequeño duendecito) –respondí asintiendo con la cabeza –garr garrr garrrrr grrrrrrrr garrr garrrr. (traducción: Si quieres saber lo que realmente sucedió, debes hablar con él).

De repente, llegó un molesto niño a interrumpir nuestra conversación.

-¡Dame un globo! –me ordenó. -¡Quiero un globo!

-Grr (traducción: No) –rugí. –Garrrr grrr grrr. Grrrrr garrrrrrrr (Traducción: Estos son míos, mocoso. Busca los tuyos) –le mostré mis dientes y gruñí con mucha más fuerza –Garrrrr.

El niño puso cara de asustado, y salió corriendo como un cobarde.

Alice y yo continuamos con nuestra conversación como si nada hubiera pasado; hasta que aquel mocoso volvió a aparecer, esta vez junto a una anciana de cabello blanco y ropa de colores vistosos.

El niño me señaló, y la abuelita se acercó a mí.

-¡Dale un globo al niño, león aprovechado! –me regañó la abuela, comenzando a golpearme en la cabeza con el gran bolso de anciana que llevaba en la mano.

¿Por qué las abuelitas modernas eran tan molestas? No me dolían los golpes, pero debía admitir algo: ¡Odio a la persona que inventó los bolsos!

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