martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 19 -Alice vs María

ALEXANDER´S POV

¡Maldición! ¿Cómo diablos había podido perder a Alice de aquella manera tan tonta? Si algo llegara a pasarle… sería mi culpa.

Quien fuera la persona que se había atrevido a raptar de esa manera a Alice, definitivamente me las pagaría muy cara.

Me preocupaba no saber dónde se encontraba. Me ponía ansioso que desapareciera de esa manera como lo había hecho varios años atrás sin ninguna razón aparente.

¡Tenía que encontrarla! Tenía que tranquilizarme para poder pensar bien las cosas y analizar bien la situación…

¿Quién se la habría llevado, y por qué razón? ¿Acaso ella estaría en alguna clase de peligro?

Esa última idea me aterraba. Por más que casi toda su vida a mi lado tuvo que ser entre la guerra y múltiples peleas, ella no había luchado contra nadie en casi cien años.

No me importó nada más… Comencé a correr sin dirección alguna, tan sólo confiando en mis instintos, esperando así poder encontrarla.

A lo lejos pude escuchar el sonido de un silbato muy potente, y en poco tiempo, estaba siendo rodeado por una especie de monos, los cuales estaban vestidos como generales del ejército.

Ellos me miraban, y hacían sonidos extraños… como si estuvieran riéndose o algo así… sus ojos eran rojos, y tenían filosos colmillos.

¿A quién se le había ocurrido la "brillante idea" del vampirismo en animales? Esto sería un desastre si llegaban a descubrirlos.

No me quedaba otra opción, tenía que derrotarlos si quería avanzar. Me preguntaba, ¿qué tan fuertes serían? Nunca había luchado contra ningún animal vampiro. ¿Acaso serían más poderosos que los vampiros humanos?

Si los Vulturis llegaban a saber de su existencia, de seguro harían una masacre, no solo de vampiros mono, sino también de nuestra raza.

Me dispuse a pelear contra ellos. La verdad, no eran muy fuertes, pero eran muy molestos. Se subían a mi espalda e intentaban arañarme y golpearme.

Mientras estaba luchando, pude sentir una poderosa ráfaga de viento, lo cual quería decir que alguno de los otros me había seguido. Aquella persona había corrido en la misma dirección que yo y me había pasado sin ningún tipo de problema, pero, ¿por qué estas bestias malditas sólo me perseguían a mí?

Terminé con unos cuantos rasguños en mi espalda y en mis brazos, pero por fin la batalla contra los monos había terminado. Tan sólo habían aparecido cuatro, y duré diez minutos poder deshacerme de ellos. En verdad eran poderosos.

Seguí corriendo con dirección al oeste. Tenía la esperanza que la conexión que aún existía entre Alice y yo me llevara al lugar indicado…

Esperaba que ella estuviera bien hasta que yo llegara.

ROSALIE´S POV

Jasper y Alexander habían ido corriendo a buscar a Alice.

Emmett se había llevado a Alice, estaba segura de ello. Sólo él podría ser capaz de hacer tantas locuras juntas al mismo tiempo… y definitivamente, la música lo delataba.

No tenía de qué preocuparme. Sabía que Alice estaba en muy buenas manos. Podía concentrarme en la pelea contra la tal María sin ninguna especie de inconveniente.

Sabía que esto no sería nada fácil; después de todo, llevaba muchos años sin tener una batalla real, pero tenía que intentarlo.

María me miró fijamente, con una sonrisa malvada. Tenía algo planeado, eso era seguro.

De repente, sacó un pequeño silbato de madera, y sopló. Éste causó un ensordecedor sonido. Momentos después, escuché ruidos extraños que se acercaban hacia dónde me encontraba.

Me volví para observar lo que se acercaba, y pronto me vi rodeada por horribles criaturas que parecían monos, pero sus ojos eran rojos, y tenían filosos colmillos.

Me costó trabajo derrotarlos a todos. Como buenos monos, eran muy escurridizos y difíciles de atrapar.

Cuando me volví para encarar nuevamente a María, ella ya se había ido. Me encontraba sola.

Corrí en la dirección que Emmett había tomado, esperando tener suerte para encontrarlo. Si María llegaba a encontrarlos primero, estaríamos en graves problemas.

JASPER´S POV

"¡Alice! ¡Alice! ¡Alice!" la llamaba mi mente con preocupación. ¿Qué sería de mí si algo malo llegase a sucederle?

Todo esto era mi culpa por no haber acabado con María cuando tuve la oportunidad.

¡Maldición!

¿Cómo había podido ser tan tonto? ¿Cómo la pude haber dejado con vida? Si algo le sucedía a Alice, sería mi culpa.

María había corrido; seguramente persiguiendo a aquella persona que se había llevado a Alice. Estaba casi seguro de que había sido Emmett; sólo a él se le ocurrían esa clase de cosas. Pero si María llegaba a encontrarlos, Emmett debía tener mucho cuidado.

Comencé a correr todo lo que podía. Sin embargo, sentía que no era suficiente para alcanzar a María. Ella ya me llevaba mucha ventaja. Es más, ni siquiera podía verla desde donde me encontraba…

Tropecé unas cuantas veces. Me encontraba tan absorto en mis pensamientos, que por más que conociera el camino no podía evitar hacer tonterías…

Tenía que encontrar a María. Debía terminar con lo que había empezado varios años atrás… Tenía que terminar esta batalla de una buena vez. Aunque llegase a morir, sabía que Alice estaría bien.

Cuando ya lograba ver la espalda de María; cuando ya casi la lograba alcanzar, unas espantosas criaturas saltaron frente a mí, haciéndome retroceder un poco.

Me atacaron durante unos cuantos minutos, hasta que por fin pude terminar con el último.

Continué con el camino. Lo más seguro era que María ya estaría muy lejos… tendría muchos problemas para encontrarla. Lo más seguro, ella encontraría primero a Alice y a Emmett.

Dejé a las criaturas regadas por el piso, y continúe corriendo en dirección al norte. Mi instinto me decía que Alice estaba en aquella dirección.

No dejaría de correr hasta encontrarla y asegurarme que nada malo le había pasado. No importaba que me dijera que era un tonto, que me odiaba y que no quería volver a saber de mí. Yo sólo quería cerciorarme de que ella estaba bien.

EMMETT´S POV

Finalmente dejé de correr. Había llegado a mi lugar favorito en toda Alaska. Se trataba de una vieja y enorme mansión de enormes portones negros, de los cuales aún colgaba el cartel que yo había hecho, que decía: "Bienvenidos a Hogwarts".

Detrás de los portones había un gigantesco laberinto de pastos maltratados y muertos, y casi al final se podía ver una enorme casa de madera, la cual parecía que se iba a caer en cualquier momento. Parecía sacada de una de las mejores películas de terror.

Abrí los portones con una leve patada, para no dejar escapar a la prisionera, y recorrí tranquilamente el trayecto que había entre el portón y la entrada de la casa.

Tomé a Alice con una sola mano, y con la otra, abrí la puerta de la mansión.

-¡Suéltame ya, Emmett Cullen! –continuaba gritando Alice, retorciéndose. -¡Ya verás!

La dejé sentada en un sillón, y me dirigí a la habitación que estaba más cerca…

-Espérame aquí –le pedí. –Tengo que cambiarme de ropa. Espero que no se te ocurra intentar escapar. De lo contrario tendré que cambiarme de ropa aquí mismo frente a ti.

-Aquí te espero… -respondió, un poco incómoda. –Definitivamente, es algo que no me interesa ver.

Me cambié rápidamente por el traje que había dejado en la casa la última vez que estuve ahí: mi disfraz de Harry Potter.

Dibujé la marca de rayo con un marcador negro que había dejado tirado en el suelo, tomé la varita mágica que había comprado junto con el disfraz, y después regresé con Alice.

-Vamos, Emmett, dime, ¿por qué estás haciendo todo esto? –preguntó ella, molesta. –Esto no tiene sentido… ¿por qué lo trajeron aquí? ¿Por qué me están buscando?

-Creo que esa conversación no la tienes que tener conmigo, si sabes a lo que me refiero. –contesté, revolviendo un poco su ya muy rebelde cabello. –Yo sólo estoy haciendo lo que creo correcto –me detuve un segundo para después continuar. –Ahora, silencio, Bellatrix está a punto de llegar con sus mortífagos.

Me miró confusa, pero cuando iba a replicar, la puerta se abrió de golpe…

Bellatrix acababa de encontrar mi escondite super secreto, y estaba aquí para atacarnos con su gran ejército de… ¿monos?

Sin darme siquiera tiempo de contar cuántos eran, aquellos monos se abalanzaron contra mí.

Intenté hacer todos los hechizos que recordaba de los libros y las películas, pero nada me funcionaba… Sólo salían chispas de diferentes colores cada vez que decía el nombre de un conjuro, pero no sucedía nada más.

¿Por qué si a Harry Potter le funcionaba, a mí no? ¡Maldita varita barata! ¡Sabía que debí haber comprado la más cara! ¡Esta era peor que la varita mágica de Ron Weasley en La Cámara Secreta!

Crucio! –exclamé, haciendo que de mi barita salieran chispas de colores. Después de varios minutos de resignación de que mis ataques al estilo Harry Potter no funcionarían, decidí pelear de verdad… sin siquiera ponerle atención a la persona que estaba con ellos.

ALICE´S POV

¡Cuánto odiaba a Emmett en esos momentos! ¡No podía creer todo lo que estaba haciendo!

Me había raptado, y ahora me hacía esperarlo en ese lugar tan extraño… ¡Era detestable!

-Emmett, dime, ¿por qué demonios estás haciendo esto? –pregunté molesta. –Todo esto es muy tonto… ¿por qué él está aquí? ¿Por qué me están haciendo esto Rose y tu?

-Esta conversación deberías tenerla con Jasper, él es el único que te puede aclara bien las cosas. –contestó, desordenando completamente mi cabello. –Yo sólo estoy haciendo lo que sé que es correcto –dejó de hablar por un momento. –Ahora, cierra la boca, Bellatrix está a punto de llegar con sus mortífagos.

Lo miré llena de confusión, pero apenas abrí mi boca para preguntar de qué estaba hablando, la puerta se abrió de golpe.

Antes de que pudiera darme cuenta, María se estaba abalanzando sobre mí para atacarme.

No la dejaría ganar. Esta batalla se había convertido en algo personal. No por Jasper, sino por dignidad.

Ambas nos dábamos golpes y patadas, poniendo lo mejor de nosotras en cada golpe, e intentando bloquear los golpes de la otra.

La lucha estaba muy pareja. ¡Por fin me podía hacer cargo de una pelea que me correspondía! ¡Era mi deber pelearla!

Sin embargo, mi dicha no duró mucho, ya que cuando estaba por dar uno de mis golpes más fuertes, Alex y Jasper llegaron corriendo, y María escapó, rompiendo el vidrio de la ventana.

¿Por qué todos se estaban metiendo en asuntos que no eran suyos? Se suponía que esta batalla era mía, y ellos lo habían arruinado todo.

¡Malditos sobreprotectores!

MARÍA´S POV

Definitivamente, si me quedaba en ese lugar me matarían de inmediato entre los tres, sin dejar ni un solo pedazo de mí. Entonces, decidí utilizar mi última opción: mis monos rabiosos de ataque, los cuales había convertido en una selva en África.

Los llamé con un silbato de madera, el cual construí yo misma para poder entrenarlos, y que ellos aparecieran en acción cada vez que los llamaba.

Cuando ya todos se encontraban lo suficientemente distraídos con mis pequeños amigos, empecé a correr con dirección a donde se había marchado el secuestrador.

Después de varios minutos de estar corriendo de un lado a otro, vi una casa gigante, con un enorme cartel que decía: "Bienvenidos a Hogwarts". Definitivamente, la persona que había hecho esto era el secuestrador. A decir verdad, su cara no era la de un vampiro muy inteligente.

Me entusiasmé mucho con la idea de haberlos encontrado finalmente… ¡Por fin podría darle fin a todo este problema desde su raíz: aquella chica llamada Alice!

Corrí hacia la casa vieja y desgastada, y abrí la puerta de una patada.

Dejé que mis pequeños amiguitos se hicieran cargo del tipo enorme y musculoso que había raptado a Alice. Mientras tanto, yo me abalanzaba sobre ella.

Nos dábamos golpes fuertes la una a la otra. Debía admitirlo, la chica era fuerte para el tamaño y la apariencia que tenía; sin embargo, no me rendiría. ¡Tenía que acabar con ella ahora que tenía la oportunidad! Si esperaba unos minutos más, tal vez los otros chicos aparecerían para ayudarla.

Estaba a punto de darle el golpe más fuerte que tenía cuando aparecieron Jasper y Alexander. No me quedó otra opción que dejar la batalla pendiente para otro día.

Volvería por ella, eso era seguro, las cosas no se quedarían así. No descansaría hasta acabar con el pequeño estorbo de una vez por todas.

0 comentarios:

Publicar un comentario