martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 3


ALICE POV

Lo miré confundida. ¿Qué era lo que él sabía sobre mí?

Lo más seguro era que nos hubiéramos conocido antes de que yo encontrara a Jasper. Tal vez por esa razón se me hacía tan familiar, aunque no lo recordaba. Sin embargo, por mi cabeza siempre estaba la duda de por qué había olvidado todo mi pasado. Seguramente era algo muy malo, pero aún así, quería saberlo.

-Lo primero que tienes que entender, es que tú no siempre fuiste la princesa buena del cuento. Todos tenemos un pasado oscuro, y el tuyo no es el mejor de todos.

-¿Qué sabes tú sobre mí? –pregunté finalmente. –Por más malo que sea… quiero saberlo, tengo que saberlo…

Sus ojos rojos, me miraron con aquella expresión llena de rencor que supuse que lo caracterizaba.

-Sí, yo te conocía –contestó con voz áspera. –Pero esta estúpida muñeca frágil como porcelana no es nada parecida a la que yo conocí. Es… decepcionante. ¡No puedo creer como fuiste capaz de querer olvidarnos para tener una… vida como la que estás viviendo ahora!

No sabía si él realmente me estaba diciendo la verdad, pero había algo en él que me decía que debía creerle…

-¿Cómo era yo antes? –quise saber.

-Eras alguien fuerte, que no se detenía ante nadie, que no recibía órdenes de nadie más que las suyas –suspiró con fuerza –¡Todo lo contrario a la Alice de ahora!- me miró con una sonrisa de superioridad en sus labios, como si realmente pensara que yo era un ser inferior a él. -¡Ahora no eres más que una muñeca sin cerebro a la que le dicen lo que tiene que hacer, y tú obedeces como si fueras una simple sirvienta!

-Las cosas no son así –respondí. –Mi familia sabe lo que es mejor para mí. Ellos sólo quieren verme feliz.

-¡Oh… claro! –dijo con sarcasmo el joven. –Entonces lo mejor para ti es lo que ellos dicen, ¿no es así? En ese caso, ¿en dónde queda tú libertad?

-¡Puedo hacer lo que quiera cuando quiera! –me defendí; el muchacho empezaba a exasperarme. –¡Soy tan libre como quiero ser! ¡Tengo toda la libertad que quiero!

-¡Tú no eres la chica que transformaron para mí! –comentó, cruzándose de brazos. –Estuve buscándote durante muchos años. Sin embargo, tú no has perdido el tiempo –me miró con desprecio –¡Te olvidaste de nosotros y conseguiste una familia!- de un momento a otro, su tono agresivo y fuerte se volvió un leve susurro resentido. -…Y hasta un nuevo compañero para compartir tu vida.

-¿Por qué me estás buscando? –pregunté inquieta. –Ahora que sabes todo eso, también deberías saber que no quiero regresar; así que no entiendo el significado de tu visita, sólo estás perdiendo el tiempo.

-Te quieren de vuelta en casa… –me explicó sin cambiar el tono despectivo de su voz –Yo, por mi parte, me encargaré de que vuelvas a ser la de antes. No me importa tener que acabar con la vida de tu querido noviecito si es necesario.

Antes de que pudiera contestar cualquier cosa, Jasper llegó corriendo a mi encuentro y se puso entre Alexander y yo con sus brazos extendidos.

Alexander rió fuertemente, pero no se movió de su lugar; tan solo se limitó a mirar a Jasper con una ceja enarcada.

-¿Qué es lo que estás buscando? –preguntó Jasper sin cambiar su postura.

-Ya dije todo lo que tenía que decir por hoy –replicó Alexander, y luego se volvió hacia mí. –Nos veremos pronto, Alice, y piensa en la propuesta que te hice… En verdad te conviene.

El chico de los ojos rojos desapareció; pensé que por fin se había ido, pero en menos de un segundo, se encontraba nuevamente a mi lado.

-No pensarás que me iba a marchar así como así, ¿verdad? –preguntó Alexander sonriendo con maldad. –Todavía falta algo…

Jasper se volteó rápidamente en nuestra dirección y miró al joven de cabello oscuro de manera desafiante.

- ¡Déjala en paz! –exclamó Jasper, quién estaba por comenzar una pelea.

La sonrisa del chico de ojos rojos se extendió aún más al ver la reacción de mi novio (si se le puede llamar así…). Estaba completamente segura de que él estaba planeando algo…

Antes de que alguno de nosotros dos pudiera tan siquiera moverse, Alexander me besó en los labios y desapareció de nuevo.

-¡Dame una buena razón para no ir tras él y arrancarle la cabeza! –exclamó Jasper cuando vio que el chico no regresaba.

-No vale la pena… –contesté sin salir aún de mi asombro. –Es sólo un loco. No vale la pena que te pongas así por algo sin importancia.

-¿Algo sin importancia? –interrogó enojado. –Alice… la situación no es buena, y lo sabes… no sabemos quién es este… chico y lo que sea capaz de hacer. Prométeme que no volverás a verlo tú sola.

"Tú no eres la chica que transformaron para mí…" recordé aquellas palabras que Alexander había dicho. "…Un nuevo compañero para compartir tu vida".

-Lo sé, es peligroso –coincidí. –Pero hay muchas cosas que él tiene que explicarme aún.

-¡¿Explicar cosas como qué?! –preguntó con furia, dándome la espalda. –¡¿El beso que te dio antes de irse?!

-¡Oh, vamos Jasper! –grité sin poder contenerme. -¡Lo dices como si yo hubiera tenido la culpa!

-¿Puedo saber al menos sobre qué hablaron y qué clase de propuesta te hizo? –me pidió, conteniendo un poco su rabia.

"¿Cómo puedo decirle algo así?" me preguntaba mentalmente mientras pensaba en lo que podía decirle "Lo siento, pero no puedo decirte la verdad".

-En verdad lo lamento mucho –susurré débilmente. –Sé que te vas a molestar, pero no puedo decírtelo.

-Claro… genial –repuso dirigiéndome una mirada resentida.

Comenzó a alejarse rápidamente.

-No te vayas –murmuré. –Por favor…

Ya era demasiado tarde, Jasper había desaparecido entre los árboles, dejándome completamente sola.

(…)

Jasper no me había vuelto a hablar desde hacía ya tres días. Tres días de completa indiferencia, en donde no me había dirigido ni la más mínima mirada.

¡Ya no soportaba tanta indiferencia de su parte! ¡Quería que me hablara de nuevo, que me mirara!

Tenía que decirle lo que estaba pasando; sabía que la verdad lo lastimaría, pero tenía que hacerlo.

-Tenemos que hablar –le dije el cuarto día, cuando lo vi sentado en un sillón de la sala. –Estuve tratando de protegerte de esto, pero no me dejas opción. Tengo que decírtelo ahora.

Le conté casi todo lo que Alexander me había dicho, con una pequeña excepción…

-Hay algo más… -replicó seriamente. –Te conozco. Sé que hay algo más que te está molestando acerca de ese chico.

-Sí… la verdad es que es mucho peor de lo que había imaginado –afirmé mirándolo bastante asustada. –Hay algo que no te he dicho, pero es muy difícil para mí… no sé como decírtelo.

Me miró en silencio esperando que yo volviera a hablar, pero ese momento nunca llegó.

-¿Es algo muy malo? –quiso saber, mirándome con expresión preocupada. -¿Qué fue lo que sucedió?

-Está bien, te lo contaré… pero antes tienes que prometerme que no irás a buscarlo.

-Lo prometo –respondió simplemente.

-Yo… fui… yo fui… -comencé a decir. –Convertida… para… él.

0 comentarios:

Publicar un comentario