martes, 16 de marzo de 2010

Aquello a lo que los humanos llaman celos

Capítulo 6
Cuando nos conocimos
JASPER POV

Era un día soleado. Todos habían ido de día de campo al bosque, excepto yo, que me había quedado leyendo.

No podía concentrarme mucho en la lectura, menos ahora que la casa se encontraba vacía. No era que tuviera miedo; simplemente la idea de que Alice no estuviera cerca me irritaba, especialmente ahora que sé que tal vez ella podría irse y no volver nunca más.

Desde la primera vez que la vi me enamoré de ella; desde la primera vez que le hablé supe que ella era para mí; desde la primera vez que tomé su mano supe que ella y yo estábamos destinados a estar juntos por toda la eternidad…

¿Y ahora? Nada había cambiado, seguía tan enamorado de ella como el primer día que la vi

-Hola –dijo Alice, quién estaba sentada a mi lado.

Ni siquiera me había percatado de su presencia. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí, tan sólo observándome? Y… ¿por qué no había ido con los demás de día de campo?

-Hola –contesté aún sin salir de mi asombro de verla ahí. -¿Por qué te quedaste aquí? Pensé que te gustaría ir con los demás.

-Quise quedarme en casa –respondió con aquella sonrisa que la caracterizaba. –Sabía que tú te quedarías aquí… y pensé que podíamos hablar un rato, recordar las cosas que hemos vivido juntos…

-Claro…

-¿Recuerdas cuando nos conocimos? –preguntó alegremente. –Ese día fue genial, ¿no lo crees?

-Por supuesto que sí –afirmé dejando que se dibujara una sonrisa en mi rostro. –No me gustaría olvidar algo así.

*FLASH BACK*

Había dejado todo lo que conocía en el pasado: María, las peleas; todo lo que había conocido como mi vida desde que me convertí en este monstruo tan detestable.

No sabía qué sería de mi vida ahora que había dejado atrás todo aquello. Tendría que iniciar de nuevo, aprender cosas nuevas sobre el mundo de los vampiros, pero esta vez… por mi cuenta.

Caminé durante una semana sin descanso alguno. No necesitaba dormir, ni descansar, ni tampoco comer, y los días eran lo suficientemente oscuros como para que no me tuviera que esconder de la gente. Todo parecía estar a mi favor y al de mi nuevo comienzo.

Cuando el sol amenazaba con salir, me escondía por lo general en algún bosque cercano, y cuando la lluvia llegaba, me quedaba en alguna posada hasta que dejara de llover, para pasar desapercibido.

El invierno se acercaba, y pronto las lluvias serían más frecuentes.

Una corazonada me dijo que debía dirigirme al sur; me decía que había algo bueno esperando por mí en ese lugar, así que tomé aquella dirección y dejé que mis instintos me llevaran hacia donde tenía que ir.

(…)

Caminé por otros días más, siendo guiado siempre por mi instinto. El invierno había comenzado finalmente, así que en el pueblo anterior me las había tenido que arreglar para robar una que otra prenda de ropa.

Las fuertes lluvias no tardaron en hacerse presentes, lo cual resultó bastante problemático cuando tenía que salir del bosque, ya que de seguro los humanos comenzarían a sospechar si me veían caminando tan tranquilamente con una lluvia tan densa.

Ese día, llovía con una intensidad increíble… Aún me hacía falta caminar unos cuantos kilómetros para llegar al pueblo más cercano, para poder refugiarme en algún lugar seguro, como lo haría cualquier humano. Lo más seguro era que cuando llegara al pueblo ya estuviera totalmente empapado…

Cualquiera que conociera mi estado diría que no tenía de que preocuparme, que no iba a enfermar ni a tener algún tipo de problema, pero de todas maneras, ahora que iba a comenzar una nueva vida entre los humanos, tenía que ser más cuidadoso con lo que hacía.

Dudé durante unos minutos, pero ya no podía detenerme. Estaba ansioso por llegar al pueblo… Algo me decía que debía apresurarme, que debía llegar lo antes posible, sin importarme la lluvia ni nada más.

Sin embargo, por otro lado, mi mente decía que tal vez tenía que ser más precavido, que tal vez seguir mi instinto no era la mejor idea.

De nuevo me encontraba debatiendo entre ir o no ir… ¿qué era lo que iba a encontrar en aquel lugar que me hacía sentir de esta manera tan misteriosa?

No tenía nada que perder, ya había dejado todo lo que tenía atrás. No tenía ninguna razón para inquietarme; lo peor que podía pasarme era encontrar la muerte lenta y dolorosa que tanto me merecía por haber asesinado a tanta gente inocente.

Después de mucho darle vueltas en mi cabeza a las dos opciones, decidí continuar con el camino. Si corría hacia el pueblo, lo más seguro es que no llegaría muy mojado, y las personas me confundirían con el fuerte viento del invierno.

No tardé ni un minuto en recorrer todo el trayecto que me hacia falta. Por supuesto, los humanos se estremecían del frío cuando pasaba junto a ellos como una ráfaga de viento helado, pero eso no era muy importante para mí. Al menos no estaba llamando su atención al ser confundido con el viento.

Al estar a unos cuantos pasos de la línea que dividía el pueblo de esta zona desértica, comencé a caminar como cualquier otra persona que buscaba algún lugar para refugiarse de la lluvia.

Una cafetería semivacía fue el primer lugar que vi cuando entré al pueblo, así que me adentré en el lugar tranquilamente.

Estaba un poco sediento, y eso me preocupaba un poco, pero después de todo, la sed no era tanta como para no poder soportarla.

Entré a la cafetería. ¡Ese lugar era perfecto para esconderse! De seguro ahí nadie pensaría que era más extraño de lo que ya era.

No había dado ni un paso, cuando vi a una chica que saltó de su lugar en el taburete de la barra y comenzó a caminar hacia mí con pasos lentos y gráciles.

Pude ver que se trataba de un monstruo como yo, por la palidez de su piel y su extraordinaria belleza. Era una chica bastante baja, de cabello corto, con las puntas apuntando en direcciones distintas. Sus ojos eran grandes y de color dorado y sus facciones muy finas.

Parecía una preciosa muñeca de porcelana viviente.

Lo más seguro era que quisiera atacarme. Sin embargo, cuando ya nos encontrábamos frente a frente, una gran sonrisa iluminó su rostro. Sus expresiones me mostraron gran alegría; estaba casi eufórica, y sus ojos mostraban un gran brillo de esperanza hacia un nuevo mañana.

Nunca había visto aquellas expresiones en algún otro vampiro. Definitivamente, esta chica era alguien especial. Con sólo su mirada no hacían falta más palabras.

¿Acaso me estaba intentando decir que yo también podía llegar a conseguir la felicidad algún día? ¿Que teniendo esperanza en el mañana iba a tener la respuesta que tanto había estado buscando?

-Me has hecho esperar mucho tiempo –dijo finalmente.

-Lo siento mucho, señorita –contesté agachando un poco la cabeza.

Me tendió su mano, y yo la tomé sin pensarlo dos veces, sin buscarle ninguna clase de explicación a mis actos.

Pasamos los días juntos. Ella no se quiso separar de mí ni por un sólo instante, excepto en las noches cuando nos despedíamos para ir a "dormir".

Llegado el momento, después de un tiempo de viajar juntos, le conté sobre mi pasado: Cómo había conocido a María; cómo ella me había transformado en este tonto demonio sediento de sangre; todas las guerras y el sufrimiento por el que había pasado durante esos años y por qué dejé a María…

También le hablé de cómo me sentí antes de llegar a su lado, y cómo me sentía ahora que me encontraba a su lado.

Ella escuchó mi historia en silencio, y una vez que ésta hubo terminado, hizo todo lo contrario a lo que me esperaba. En lugar de juzgarme, tomó mi mano suavemente y me sonrió.

A ella no le importaba mi pasado; no le importó si todo lo que le dije era verdad o no. No le importó que hubiera matado a cientos y cientos de personas inocentes para saciar mi sed, y tampoco que hubiera estado en la guerra, haciendo una cacería masiva de vampiros.

Aquella mirada me decía que ella estaría conmigo, que no se iría de mi lado, que no me abandonaría por eso. Eso me hizo sentir mucho mejor; ahora que estaba junto a ella me sentía feliz finalmente; era como si todo lo malo que hice en el pasado solo fuera una pequeña huella entre tanta alegría y pudiera por fin disfrutar de mi libertad. Ella había podido cambiar mi manera de ver la vida en solo unos cuantos días.

Estaba realmente sorprendido, era como si la vida me hubiera dado otra oportunidad, y para guiarme por el camino que debía seguir había puesto un verdadero ángel en mi camino.

Le pregunté sobre ella, sobre su pasado y lo que había hecho con su vida hasta ahora, pero no recordaba nada. Lo único que recordaba era su nombre: se llamaba Alice, pero de ahí en adelante, su historia era todo un misterio.

*FIN DEL FLASH BACK*

Han pasado varios años desde que nos conocimos, y aún nos encontrábamos juntos. No puedo imaginar qué sería de mí sin ella.

Ahora es cuando me doy cuenta de que mi vida cuando era humano fue completamente desperdiciada. Siempre estuve metido en el ejército, asesinando gente inocente; en lugar de tomar en cuenta que había cosas más importantes, más allá de las armas y la destrucción.

Sin embargo, si no hubiera pasado por todo eso, no estaría aquí hoy. Nunca habría conocido a Alice y no habría sido tan feliz como lo soy ahora.

Miré a la chica que estaba sentada a mi lado. Físicamente seguía siendo la misma, pero para mí se había convertido en la persona más importante del mundo.

Ella me había mostrado un nuevo mundo; uno en dónde ella y yo estaríamos juntos siempre, en donde la paz inundaba nuestro pequeño mundo, en donde no había nada ni nadie que nos pudiera separar.

Le sonreí y tomé su mano entre las mías; aquella mano que un día me llevó a descubrir que había un mundo más allá de mis ojos, aquella que me enseñó a mirar hacia el futuro con la esperanza de un nuevo mañana.

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